Voy a ser totalmente sincera, hay autores que da igual lo que te cuenten, los lees con placer… y si encima te arrancan dos carcajadas, tres sonrisas y un ay en el mismo capítulo ese placer se multiplica.
Has leído un libro de esos que nunca olvidas. Una historia que te resulta tan divertida que viajas, yo lo hice, hacia el escenario del “crimen”. Pero viajas y guardas en la memoria la novela no porque sea divertida, sino porque esconde tras sus páginas algo más. Seamos sinceros, nadie guarda en la memoria un libro que SOLAMENTE sea divertido. Os decía que has leído el libro (ay, señor, que mucho me temo que estoy reseñando Mercado de espejismos y no era esa mi intención) y cinco años después, cinco años, ojo, cinco años, empiezan a sonar tus alarmas literarias por todas partes  que anuncian que ha salido al mercado librero lo último de Felipe Benítez Reyes. En ese momento no hay listas de lectura pendientes y te da exactamente igual si la pila de libros de la mesilla está a punto de provocar una hecatombe. En ese momento acabas lo que tienes entre manos y lees El azar y viceversa. Con un poco de miedo, hay que decirlo todo, porque cuando la prosa de un escritor te atrapa, tienes terror a la decepción en su siguiente novela.

Y comienzas la historia del “Rányer”, ese personaje rebelde que se tiene que buscar la vida y que tanto te recuerda a tu juventud. No es que yo me tuviese que buscar la vida, no es eso. Pero creo que en aquella España todos fuimos amigos de un “Ranyer”, y quizá eso hace que este libro te toque, te raspe, te duela.

Porque este protagonista, y sus secundarios, todo sea dicho, hace lo que puede por sobrevivir, y una le entiende. Le entiende hasta cuando actúa mal. Al final, piensas, hay vidas y vidas,  y Benítez  Reyes nos relata una vida dura, de esas que uno tiene que aprender a vivir porque nadie le ha enseñado. 
El azar y viceversa nos habla de valores, o de aprendizajes forzosos o de decisiones tomadas. También nos habla de maltrato, de presiones y clases sociales, de malas compañías. Habla de mucho, Felipe Benítez Reyes, y habla como pocos autores saben en este país, jugando con las palabras, gritando injusticias de modo casi poético.

Me gusta mucho Felipe. Me gusta de nuevo en su última novela.
Y es que este autor es único, me perdonen los demás, para crear una novela de peripecias y humor que se acaba siendo una espinita que se te ha clavado en el corazón. Porque el lector se ha reído y ha sufrido, pero sobre todo ha disfrutado de las letras bien hechas.

#RecomiendoLeer no solamente El azar y viceversa, sino también Mercado de Espejismos, premio Nadal 2007. Leedlos y contadme. Seguro que es un SÍ.
 

                                                            
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