Conozco a Roberto hace mucho tiempo. He vivido su trayectoria literaria. De cerca, sí, porque cuando yo conocí a Roberto no había publicado aún su primera novela. Roberto es un autor que ha evolucionado mucho en su escritura. De esa primera novela en clave de humor a una novela, la que presenta en papel esta semana, policiaca con fondo negro, a mi gusto mucho más cuidada.
He leído a Roberto,  he comentado con él sus obras, hemos hablado de su trayectoria, de cómo abarca diferentes géneros. Y siempre me ha sacado una sonrisa. Porque Roberto escucha al lector, en lo bueno y en lo menos bueno. Y yo, como lectora, me siento orgullosa de que confíe en mí cada vez que escribe FIN.

DENTRO ENTREVISTA 




La primera obligada, y aclaro, para todos la misma: ¿Por qué escritor?
Buff… Aún no me veo a mí mismo como “escritor”; si acaso “juntaletras más o menos afortunado”. ¿Por qué? Porque las historias piden salir y porque después de muchos años escribiendo para otros como guionista, me apetece contar cosas por y para mí.
Voy a confesar que me va a costar mucho hacer esta entrevista, Roberto. Tú y yo hace mucho que nos conocemos gracias a las redes sociales. ¿Amor, odio o relación amor odio hacia ellas?
Amor, amor y agradecimiento. Sin el apoyo de Twitter no habría vendido ni dos ejemplares de mis novelas y Suma de Letras no se habría fijado en mí, claro. Amor, agradecimiento y muchas risas con las Redes Sociales, pero sobre todo con Twitter.
Para muchos eres Maceto, para otros El Expecial, pero firmas los libros con tu nombre… ¿Qué opinas de tanta “@” que publica bajo seudónimo?
Cada cual hace lo que mejor le viene. Conozco a varios autores que se esconden bajo un pseudónimo porque su trabajo se vería comprometido si dijesen quiénes son. No, no son infiltrados en redes de narcos ni nada similar, pero son personas que quieren separarse del personaje que les ha dado popularidad. Otra cosa son aquellos y aquellas que bajo el anonimato de un nombre de Twitter se dedican a pontificar sobre el feminismo, sobre política y demás y sólo hacen demagogia. En ese caso los culpables son los medios que permiten que una mamarracha publique y se le pague.
Tu primer libro nació de un tweet muy divertido que todos recordamos. ¿Es el humor literatura?
Por supuesto, si no no existiría “Guía del autoestopista galáctico”, “Mi familia y otros animales”, “Sin noticias de Gurb”… Está muy bien leer cosas sesudas e intensas, pero como el cine, tiene que haber de todo, no sólo dramas iranís doblados al sueco.
Confieso que adoro tus relatos cortos de gótico. ¿Leeré algún día una novela tuya de terror?
Lo de escribir relatos góticos nació como un ejercicio obligado porque a veces creo que mi estilo es demasiado directo, demasiado crudo y pensé “voy a leer clásicos a ver si se me pega algo”. Mi idea es seguir escribiendo relatos así y algún día recopilarlos dándoles una entidad propia.
Humor, thriller… ¿Qué genero te hace sentir más cómodo?
La Fantasía… No te rías. Detesto, como lector, leer libros de Fantasía así que me puse a escribir un relatillo, de nuevo como ejercicio, de fantasía que no me avergonzase… Y aquello creció y ya va por cincuenta mil palabras y sin visos de conclusión en breve. Me resulta muy cómodo porque te permite hacer lo que te dé la gana sin necesitar documentar, por ejemplo, la distancia real entre el cementerio de Arlington y la Casa Blanca…
Te has formado como escritor. ¿Crees que a escribir también hay que aprender?
Claro. Por supuesto que sí. Yo empecé como un loco chalado. “Como sé escribir guiones, sabré escribir una novela”. Error. Sabía imaginar y contar, pero no estructurar ni mantener el ritmo. Es necesario leer mucho, incluso de lo que no te gusta y hoy en día hay maravillosos cursos que puedes hacer en tu casa sin necesidad de irte a Nueva York u Oxford. Es como en cualquier profesión, o creces o te estancas.
Ahora tengo que pedirte que te mojes… ¿Autoedición o respaldo editorial?
Depende muchísimo de tu capacidad de autoeditarte y de la editorial que te respalde. Yo he tenido mucha suerte de que Suma de Letras se interesase por mí, porque sé de otros colegas que han caído en garras de editoriales que les han hecho la vida imposible. Son compatibles y no excluyentes. La editorial te respalda con sugerencias para mejorar la novela, te hace una corrección ortotipográfica absolutamente profesional… Pero la edición indie te da la libertad de publicar lo que tú quieras. Ambas, sobre todo porque a mí la autoedición me ha permitido dar el salto a estar en una gran editorial de Penguin Random House.
Das el salto a la editorial de la mano de Normal. ¿Qué sentiste al recibir esa llamada?
Es una historia curiosa, porque mi primera reacción, por lo que he comentado justo antes, fue de “pues mira, no me interesa porque las editoriales hacéis esto y lo otro…”. Fue una maravillosa oportunidad de haberme callado, porque Pablo Álvarez me desmontó todos los argumentos. Me pareció tan seguro y honesto que aposté por ellos. Cuándo realmente me he emocionado y mucho ha sido hace pocos días, al recibir las primeras copias de “Normal” editada en Conspicua. Lagrimones y todo, no te digo más.
Eres un autor que confía cien por cien en sus lectores beta, lo sé bien. ¿Somos fundamentales en la cadena?
Absolutamente. Un lector beta te hace el favor de leer una castaña para que tú lo conviertas en algo que se parece algo más a una novela. Sin lectores beta no hay novela, hay lo primero que se te ocurre. Es necesario que alguien, preferiblemente varios y variados, lea tu novela y la destripe. Cómete el ego que tiene muchas proteínas. Ya lo sacarás a pasear por la Feria del Libro.
Nos haces reír diario. ¿Es más efectivo tocar la fibra que arrancar sonrisas?
Depende de lo que te pida la historia. Ha habido gente que me ha dicho que con “Normal” ha llorado en una determinada escena, no voy a hacer spoiler, y gente que me dice que las carcajadas con “Antonio mató a Luis en la cocina con un hacha porque le debía dinero” le han ayudado a estar mejor de ánimo. Reconzco que cada vez disfruto más escribiendo cosas dramáticas, porque las escenas de humor me salen casi solas…
¿Qué te haría dejar de escribir?
Dejar de tener lectores. Que nadie me leyese.
Nos conocemos mucho… Recomiéndame un libro.
¿Con lo intensita que tú eres? No me atrevo… Bueno, sí, creo que te gustará si no lo has leído “El núcleo del caos” de Colin Kapp, un autor bastante desconocido de ciencia ficción que desapareció en 2007. Es sorprendente cómo avanzaba conceptos que hoy son realidad… Gracias por la entrevista, Rita. Ha sido un placer.

*Gracias a ti, Roberto. Por todo.